La primera década de su vida es como una imagen en tiempos de paz. Es la imagen de un océano de agua cristalina sin la presencia del viento ni de grandes olas, las aguas del Éufrates desembocando en el mar en tiempos de paz. El sueño de una ballena. A Yusra le gusta abrir los ojos y mirar el fondo de ese afluente cristalino, no hay presencia siquiera de partículas mínimas flotando en el agua. Le gusta mirar los rayos del sol que se descomponen al atravesar la superficie e iluminan el fondo. Abajo todo es calma, como si una fotografía hubiera congelado ese instante. Estática, Yusra observa la vegetación y algunos peces que se acercan a ella. Súbitamente busca el oxígeno en la superficie. Inexorable condición humana.
Es la primavera de 2011, el viento tranquilo de la niñez se ha transformado en un campo de batalla. Diminutos corazones que laten acelerados dejan el vientre acuoso de su madre para tomar el primer aliento. Una trompeta acústica amplifica los sonidos de su corazón, sus vibraciones se propagan por el mismo aire en el que detonan las bombas. Han nacido doscientos mil bebés, la mitad de cuando inició la guerra. Sus padres le perdieron el asco a la vida, como lo hizo el tío Esteban y la Polaca que hacían el amor en medio de la mugre, los piojos y la sarna de la guerra. No por eso se querían menos, cuenta Palinuro en el libro homónimo de Fernando del Paso. Miles de cuerpos aquí y allá, corriendo, gritando. Hay que dejar la ciudad, llegar a la frontera, salir del país. Cuerpos que atraviesan otros cuerpos teñidos de rojo. Cuerpos que corren con el corazón agitado, con la sangre acelerada antes de derramarse. Damasco, Alepo y Palmira se han convertido en escombros.
Los humanos se aglutinan en formaciones inertes y fétidas. Más de un millón de heridos busca refugio en las bodegas que han sido adaptadas como hospitales, miles de civiles han muerto. Todos los grupos armados han tenido bajas, casi medio millón de vidas perdidas en total. Quien quiera salvar su vida tiene que lograr esquivar las bombas y cruzar las fronteras, incluso el mar. Si el siglo XXI es un siglo de éxodos, el año 2015 representa el paroxismo de esta tragedia. Los refugiados y desplazados de guerra alcanzan sesenta millones. Es el drama migratorio más grave después de la Segunda Guerra Mundial. El país con mayor cantidad de desplazados de guerra es, sin duda, Siria, donde más de la mitad de la población ha buscado salir del país. De acuerdo con la prensa, el segundo país en Sudamérica es Colombia, con 6.4 millones de desplazados, antes de Irak y de Afganistán en Medio Oriente.
Imágenes de manos entrelazadas, ayudándose a salir de los escombros, a cruzar las alambradas de la frontera, a saltar muros, son escenarios comunes. ¿Cómo permanecer indiferentes frente a esta tragedia? El Word Press Photo 2016 es un testimonio trágico de la guerra, un documento que narra el gran éxodo del siglo XXI que se desborda por el mar. ¿Cómo construir un archivo de lo común sin que sea un repertorio de los horrores de la Humanidad? Es necesario convocar a las luciérnagas de Didi-Huberman para observar el mínimo resplandor en medio de la penumbra. La bioluminiscencia que cubre las olas del mar en las noches de luna.
La historia reciente de la Humanidad es atravesada por las olas del mar, la escisión de los regímenes políticos y la ruptura de la gran promesa democrática. La Humanidad desterrada del planeta es lanzada al mar, a las fauces del Leviatán. Ese inmenso monstruo capaz de devorar cualquier cosa, dice Baricco. Miles de balsas, “instantes de nada en el desmesurado mar”, cargan a cuestas la tragedia del mundo. Veinte, cincuenta, cien personas hacinadas en tablas a flote buscan sobrevivir, narra Baricco en Océano mar (Anagrama, 2012).
Abajo la calma. Arriba la tragedia, la desventura, la miseria, el desamparo. La profundidad del mar es la metáfora de la belleza en los griegos. Ahí siempre hay calma, advierte Winckelmann en la voz de Lessing; no importa cuanto pueda estremecerse la superficie. Así es la expresión del rostro en las figuras de los griegos; bajo cualquier pasión muestra un alma grande y sosegada, dice Lessing. El fondo del mar es una imagen en tiempos de paz. Es el año 2015 en esa inmensidad sin fin. El 28 de enero de ese año una ballena jorobada y su ballenato recién nacido nadan cerca de Roca Partida, una isla del archipiélago Revillagigedo en el Océano Pacífico, cercano a la costa mexicana. Son captados por la lente del fotógrafo y antropólogo mexicano Anuar Patjane. La fotografía “Whale whisperers” es elegida como segundo premio del World Press Photo en la categoría Naturaleza. El primer premio es para Rohan Kelli, de Australia, quien retrata un instante en la orilla del mar: “Storm front on Bondi Beach”; mientras que el tercer premio es para Sergio Tapiro, también mexicano, quien capta el momento justo de la colisión entre partículas de hielo y ceniza del volcán de Colima en plena erupción.
El jurado de la World Press Photo recibió un total de 82,951 imágenes de fotografía de prensa tomadas por 5,775 fotógrafos en todo el mundo. Las dos fotografías mexicanas seleccionadas pertenecen a la categoría Naturaleza y fueron elegidas de entre miles pertenecientes a la misma. “Whale whisperers” es un susurro en medio del ruido de las bombas, es la imagen sobreviviente en un país en guerra. La belleza en medio del caos. Los pequeños momentos, materia del instante esencial del que hablan los fotógrafos, son como las luciérnagas de Didi-Huberman: “la cosa más frágil y fugaz” que sobrevive en el gran relato de la Historia gracias a un disparo. Las luciérnagas de Didi-Huberman son pequeñas historias, luces mínimas y sutiles que sobreviven a la luz cegadora de los reflectores del espectáculo y que, sin embargo, algo nos dicen del alma de la Humanidad. Es un sutil susurro en medio del caos. Abajo la calma, bioluminiscencia submarina. En la superficie el caos, la tormenta, la tragedia humana llevada a flote por el resplandor de la luna.
Es verano en Medio Oriente, cuatro años después de la Primavera Árabe. El padre de Yusra y Sarah Mardini logran contactar a un traficante de personas —para que reserve un par de lugares en una embarcación precaria— por la suma de 90,000 dólares para salvar a sus hijas de la guerra. Yusra y Sarah, que han salido hace un mes de Damasco, cruzan la frontera de Beirut, atraviesan Estambul y se embarcan rumbo a Grecia. Debían atravesar el mar Egeo en cuarenta y cinco minutos y alcanzar la costa. Ahí terminaría su primera ruta. Sin embargo, la precariedad de la embarcación y la sobrecarga —más de veinte personas en una embarcación para ocho— hacen que la balsa colapse. En un intento por liberar peso los tripulantes tiran el equipaje al mar. No es suficiente. Las grandes olas empiezan a inundar la embarcación y el frío a congelar a sus tripulantes. Yusra, antigua integrante del equipo nacional de natación en Siria, se lanza al mar seguida por su hermana y otro tripulante. Con una cuerda empiezan a jalar la pesada barcaza antes de que el agua inunde los cuerpos como si fuesen cuencos. Se trata de un escenario en el que la vida se comunica con el propio cuerpo, con la experiencia vital, pero que trasciende el campo de la unicidad hacia lo colectivo. Mi propia sobrevivencia como sobrevivencia de la Humanidad. La lucha por la vida en un mundo común.
Ecos del hambre y cuerpos destrozados en medio del mar llegan hasta sus oídos, sombras de naufragios y gritos desesperados. Después de tres horas llegan a la costa de Lesbos. Toda la tripulación a salvo. Han sido sesenta millones de desplazados por crímenes de guerra. En 2015 menos de un millón consiguieron poner un pie en Europa, entre ellos Yusra Mardini y su familia.
El arte griego trató de dominar los gestos del dolor bajo la cortesía y el decoro. La valentía activa de la primera edad áspera del mundo” que daba expresión al dolor y a la pena, de la que habla Lessing, sigue activa bajo ciertas epistemologías del arte contemporáneo. Abajo la calma, la monumental belleza de la naturaleza. Arriba la tormenta, el caos y un niño que yace muerto en la orilla del mar. El tema de la World Press Photo 2016 es la crisis de los refugiados. Muchas de estas imágenes representan el dolor humano, mientras otras son un susurro de esperanza: el nacimiento de la vida en la eternidad del mar.
Referencias Bibliográficas
- Corradini, Luisa (2015), “El drama migratorio. Un triste récord”, en La Nación, Argentina, sábado 19 de diciembre de 2015: http://lanacion.com.ar
- Didi-Huberman, George (2012), Supervivencia de las luciérnagas, Abada Editores, Madrid, 127 pp.
- El País (2016), “La guerra en Siria. Documentos de prensa”, Madrid: http://elpais.com/tag/guerra_civil_siria/a
- Lessing, Gothold Ephraim (2014) [1766], Laocoonte. O sobre los límites de la pintura y la poesía, Herder, 233 pp.
- Ves Losada, Alfredo (2016), “Nadó tres horas para escapar de la guerra”, en La Nación [en línea], Miércoles 9 de marzo de 2016: http://lanacion.com.ar
- World Prees Photo (2016), Photo Contest “Nature”, [en línea]: http://worldpressphoto.org/collection/photo/2016