Columna Semanal
17 de agosto del 2016

A una década y media de distancia del inicio del nuevo milenio, nos encontramos frente a una nueva era que busca superar su configuración predecesora, pero que una vez más evoca a ésta en su denominación.

La posmodernidad terminó; sin embargo, la generación que se gestaba en su ocaso, y que ahora empieza a despegar, no es otra cosa (al menos por ahora) que la oscilación misma entre la realización y el miedo. El mundo hipermoderno excesivamente mediático, donde la praxis conoce su versión virtual y donde una de las relaciones más íntimas que se puede atesorar es con la tecnología.

Dadas tales condiciones, la generación umbral se ambienta en un individua­lismo del que sólo es moderadamente emancipado, gracias a la conectividad que supone un mundo tecnológico en sus bases. Conectividad que supone, al mismo tiempo, un intento de colectivi­dad en el orden axiológico de cada sujeto.

Patrones como el ateísmo, el activismo político -hoy en día, casi siempre mal informado- y el hiperconsumo, se re­piten indefinidamente. No obstante, a pesar de existir intentos de moldes preformados, ya en las universidades, ya en las concepciones de la estética y el arte; ya en cualquier militancia política, existe un intento que prevalece sobre el resto y mantiene en movimiento el engranaje histórico: la búsqueda de la identidad tanto individual como colectiva.

Sin ir tan lejos, un ejemplo que mantiene un eje concéntrico entre esta búsqueda y una constante en el modelo estructural socioeconómico del país, es el caso del policentrismo a nivel tanto urbano y socioeconómico, como ontológico. Existen múltiples centros de control, múltiples núcleos dentro del propio sistema que se contraponen al centralismo absoluto. México es por sí mismo una referencia policéntrica donde la organización tiene como punto de partida la multiplicidad de directrices. Es cierto, sin embargo, que este policentrismo focal puede tender a la dispersión en cualquiera que sea el caso, ya en cuanto a infraestructura, ya en su reflejo dentro de la dinámica política y social.

Teniendo esto en cuenta, se puede pensar que el hipermodernismo, más allá de haber dado luz a una generación dispersa, dio a luz a una generación en extremo policéntrica, en extremo mimética, capaz de encontrar sentido dentro del caos y la entropía; capaz de quemar cualquier nave, ciudad o esquema. Pero como para todo fenómeno que posee como cualidad distintiva la ambigüedad y la ambivalencia -una bifurcación en el mapa- se requiere tomar una decisión clara, una organización y liderazgo; y pocas veces se han visto reunidas en una sola persona las cualidades necesarias para ser un mediador último, un conciliador de las diferencias más insalvables, el líder de una generación.

Una de esas pocas veces se remite a finales del siglo 15, cuando el humanista Erasmo de Rotterdam era, según Carlos Fuentes en Valiente mundo nuevo: épica, utopía y mito en la novela hispanoa­mericana, ese “observador irónico de la locura histórica” que proponía en su humanismo erasmista “el abandono de los absolutos, sean de la fe o de la razón, a favor de una ironía capaz de distinguir el saber del creer, y de poner cualquier verdad en duda, pues todas las cosas humanas tienen dos aspectos.”

Ahora bien, si Erasmo fue el líder ideal que no consumó una decisión final, esta nueva generación debe encontrar un líder con los atributos que se requieren para guiar a través de un camino atravesado por una voluntad responsable, que busca el bien. Hoy en día es necesario un intérprete de la ambigüedad, tan irónico y moral como lo fue Erasmo, tan mimético en la práctica como lo exige la nueva era. Alguien que sea consciente de la necesaria renuncia tanto de tautologías como de contradicciones. Pero que finalmente toma decisiones, a pesar de elegir lo contingente, lo posible, lo no absoluto. Alguien decidido a resolver los planteamientos no lineales, ni izquierda ni derecha, sino elevarse exponencialmente.

Frases
Lourdes Garnica Esteva
  • Taller

Estudiante del Instituto Blaise Pascal

Fotografía de Lourdes Garnica Esteva

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