Columna Semanal
16 de junio del 2017

Vivimos en una época de violencia, miedo y maldad, mucha maldad. ¿Por qué? ¿Desde cuándo la gente se volvió más ignorante, más inmoral?, ¿quién contagió esta plaga? Aunque no es nueva, es relevante; ahora ves maldad en cada coordenada de nuestro planeta. La inocencia juega a las escondidas pero ya nadie la encuentra, no quieren jugar con ella ¡Está ahí! Entre las penumbras de nuestro subconsciente, junto a Morfeo. Pero ¿quién la ve? La inocencia es una niña imaginaria que poco a poco se desvanece. Ahora caminando entre las calles de nuestra sociedad, viajando al lado del aire contaminado va la corrupción; a veces hay bocanadas de aire fresco y puro, rara vez aparece, lo tienes que buscar hay que volar, hay que encontrarlo. Pero ¿acaso quieren los demás que encuentres aire fresco? Te van a jalar de los pies, te van a “poner los pies en el suelo”. ¿Por qué hacen eso? ¿Está mal volar un poco? ¿Por qué no vuelan conmigo y prueban el dulce sabor de la luz, en vez de ese ácido jugo de las nubes de la tierra? Da miedo lo desconocido, sí, pero también es nuevo, es maravilloso, es sencillamente genial ser parte de algo que todos los demás no son. ¿Por qué quedarse en esa aburrida burbuja en la que se vive? Es muy fácil que la exploten. Hay que salir de ese laberinto en el que estamos metidos; ¿es qué queremos que el minotauro nos coma? La mayoría va cayendo en sus garras y no se dan cuenta. Nos moldean, por más que huyamos de ellos siempre tendrán manos largas, quieren más y más juguetes. Y siempre estaremos marcados por ellos de alguna u otra forma. Porque mi piel y sus cerebros ya han sido tocados por toda la sociedad. Se suponía que para vivir se usaba la ley del más fuerte, del más inteligente, el que sabía y lo aprovechaba. Sabían que todo tenía un precio y lo pagaban. Ahora papi lo paga todo, pero no nos importa como lo hace, lo único que importa es estar cómodos y felices. Pero no todos lo están, una gran parte de la sociedad está triste, está enojada. Yo incluida, veo como mi papá y mi mamá se matan trabajando y no se quejan, mientras los gordos consumistas, se quejan de que hace mucho calor y ellos son los que tiran su vaso de Starbucks en la calle. Veo que ellos gastan dinero a montones y a mis papás les dejan la deuda y a mí también. Veo cuanta injusticia hay en cada rincón del mundo y todos se tapan los ojos, incluida la justicia y su balanza se mueve a favor del que tiene más peso. La gente mata por venganza y por comida. Los animales solo cazan por instinto. La gente viola por placer y no les importa, ya no le temen a nada, “a nada”. Se lanzan bombas en Siria y miles de niños mueren cada día, pero nadie hace caso. Ya no podemos decirnos animales porque ellos cazan y nosotros los cocinamos. ¿Ya no hay esperanza acaso? Yo creo lo que dice Leonardo Da Jandra, que hay que dejar de matar para vivir. ¿Por qué la gente se queda con la idea de que hay que ser invencibles? ¿La sociedad se lo dijo? La sociedad la conformamos todos. ¿Quién lo dijo entonces? ¿Quién dijo que tenemos que ser felices a toda hora? Eso es imposible, todos sufrimos alguna vez, no tenemos por qué ser hipócritas. Cada día muere mucha gente sí, pero también nacen más niños. Las personas le tienen tanto miedo a la muerte a pesar de todo lo que han vivido. ¿Será porque ya saben que hicieron cosas malas y tienen miedo de algún castigo divino?, ¿por qué necesitan hacer muchas más cosas antes de morir?, ¿por qué le tienen miedo a la muerte si es algo tan natural como comer? Yo no entiendo a nadie, o nadie me entiende a mí, no sé si la sociedad me excluye o yo me alejo, no sé si es bueno o no. ¿Por qué ya nadie se ayuda mutuamente? ¿Por qué si eres bueno te toman por idiota? ¿Por qué son así? No entiendo.

Jimena Velasco Madrid

Alumna de la Secundaria Técnica 64 de la ciudad de Oaxaca ha asistido por casi dos años al taller de los sábados de Leonardo Da Jandra.

Fotografía de Jimena Velasco Madrid

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