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08 de octubre del 2016

Einstein nos dice sobre la luz: “Después de cincuenta años de pensar a fondo sobre la cuestión, no estoy más cerca de responder a la pregunta: ‘¿Qué son los cuantos de luz?’ Por supuesto, hoy cualquier mocoso cree saber la respuesta, pero se engaña”. La única forma que tenemos de describir un fenómeno, desde el aspecto de la física, es referirnos a éste como un movimiento ondulatorio o un movimiento corpuscular (partícula): la luz se comporta de ambas formas. Ese singular comportamiento de onda-partícula, que los científicos conocen tan bien y que es la base de toda la tecnología actual, sólo describe eso: su comportamiento. Por ello, preguntarse qué es la luz sólo desde el aspecto científico es absurdo, se necesita algo más para reflexionar sobre su naturaleza.

“Tenemos que dejar de concebirnos como seres equipados con ojos semejantes a videocámaras y con cerebros similares a ordenadores que producen el equivalente a la conciencia. Las flores de la percepción se desarrollan a partir de una unión mucho más rica y autorreflexiva entre la luz de la mente y la luz de la naturaleza”, dice el físico en óptica cuántica, Arthur Zajonc (Massachusetts, 1949) en su libro Capturar la luz. Zajonc no sólo busca a través de su libro describir la luz desde su comportamiento físico, también ambiciona una descripción más integral. Las ideas sobre la luz de la mente (imaginación-interpretación que incluye el aspecto artístico y espiritual) y la luz de la naturaleza (comportamiento que incluye el aspecto científico) se combinan con el relato histórico desde los antiguos griegos, persas y orientales, pasando por Galileo y el divorcio de la ciencia y la espiritualidad, hasta Newton y Einstein como fundadores del concepto científico moderno de la luz. Zajonc, al describir la luz de la naturaleza, ocupa toda su experiencia como pensador de la educación de la ciencia y como divulgador, para proveernos de un entendimiento del comportamiento luminoso por medio de una de las formas más eficaces que conoce el ser humano para aprender lecciones: las narraciones y las anécdotas.

Cualquier científico ortodoxo no discutiría los conceptos científicos que esta obra describe sobre la luz. Sin embargo, más de un científico perspicaz y conservador replicaría sobre el aspecto mental de la luz; aún más cuando en este libro se presentan historias clínicas que llevan a Zajonc a una pregunta que parece fácil de responder: ¿qué significa ver? “Podía sentir el movimiento, e incluso, como les dijo, ‘oírlo’, pero le quedaba mucho trabajo por delante para aprender a verlo”.

La idea de sólo describir a la luz a través de los ojos de la ciencia parece aterradora. En los últimos quinientos años esos ojos nos han llevado por diversos caminos que han resuelto problemas importantes de la humanidad. Sin embargo, la posibilidad que abre Capturar la luz a través de una ambiciosa misión de agrupar lo que una vez estuvo separado (ciencia-espíritu) es más que estimulante: a nuevas épocas, nuevas preguntas. ¿Cómo encontrar diferentes cuestionamientos sin aventurarse a una respuesta, aunque sea equivocada?

Zajonc logra hacer una historia de la luz que nos ofrece claridad en lo que antes no habíamos pensado. También hace referencia a aspectos históricos del debate científico y religioso sobre la luz. Capturar la luz es un libro sobre historia de la ciencia, un libro de divulgación científica y un ensayo literario.

El trabajo de Zanjoc me recuerda al quehacer de la ciencia según Bachelard. En La formación del espíritu científico, Bachelard describe el trabajo alquímico como la búsqueda material (la transmutación de la materia en oro) a través de un trabajo espiritual (aquel que no era de espíritu puro no podría llegar a transmutar la materia en oro). Lo anterior me lleva a pensar que el trabajo de Zajonc, en Capturar la luz, reivindica el preguntarse sobre la luz desde el aspecto espiritual; nos explica la esencia del científico que busca contemplar el objeto y no modificarlo; un científico bachelardiano, es decir, uno que contempla al objeto desde todos los aspectos posibles. Por ello, la historia religiosa y espiritual de la luz que registra Zajonc en su obra, se combina con lo ya descubierto por la ciencia para ofrecernos, como lo llama Bachelard, la “paciencia científica”: la contemplación del objeto a través de la meditación.

El historiador ve las ideas como hechos; el epistemólogo ve los hechos como ideas. Esa afirmación propuesta por Gaston Bachelard, en su libro La formación del espíritu científico, puede servir como método para describir objetos de gran complejidad como la luz. Capturar la luz es un hijo de ese método. Zajonc, con su obra, nos ofrece una idea más completa sobre la luz: un resplandor sobre las sombras que proyectan los hechos y las ideas materialistas.

Frases
Raúl Fierro
  • Consejo editorial

Oaxaca, 1985. Estudió Física en la UNAM. Se diplomó en Divulgación de la Ciencia en la Dirección General de Divulgación de la Ciencia en la UNAM. Ha colaborado en Tierra Adentro y Milenio. Actualmente escribe la columna “Metáforas” en el periódico Noticias, de Oaxaca.

Fotografía de Raúl Fierro

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