Columna Semanal
24 de mayo del 2017

Para destruir un parque basta con ignorarlo. Los de Oaxaca sólo tienen el nombre porque ya casi no hay árboles o plantas y, según los últimos informes, a los pocos que quedan les cayó una plaga. El parque del Amor, por ejemplo, debería llamarse Mercado del Frente Popular Revolucionario (FPR) o Plaza Hugo Jarquín. Ante la indiferencia del gobierno y municipio, el grupo de hampones que se dedicaba a robar la zona decidió poner puestos ambulantes porque es más redituable y menos cansado.

Pero el Monumento a la madre no lo olvidaron, simplemente lo hicieron a un lado. Es invisible para los conductores e inaccesible para los transeúntes. No existe ni para los ambientalistas que se la pasan denunciando en los medios de comunicación el rescate del río Atoyac, para que el gobierno los llame y les dé empleo. Mucho menos para la recién creada Secretaría del Medio Ambiente…(Semadeso), ellos apenas se están capacitando y enterando de cuáles son sus funciones o qué les corresponde hacer, y todavía tiene el descaro de presumirlo en Twitter. Pero, aunque muchos no lo sepan, antes de llegar al Fortín, entre árboles muertos y hierbas secas, aún se mantiene la estatua de una mujer cargando dos niños. Si se le presta atención abajo se puede leer una grafiti: “Oaxaca madre de las barricadas”. Si hacemos cuentas, el letrero debe llevar por lo menos diez años. En ese triángulo de las Bermudas: lo que entra ahí desaparece del radar de la gente. Los niños de la calle han comenzado a habitarlo y son invisibles. Guardan sus ropas y comidas y en sus ratos libres suelen drogarse a placer. Aunque no todo es pan con miel. También trabajan, y mucho. En las tres esquinas los pobres infantes se reparten para limpiar autos, hacer malabares o vender chicles. Estoy seguro que si cuestionáramos sobre esto a algún político, respondería con la jerigonza vacía y superflua que los caracteriza: “La construcción de las carreteras era precisamente para que al parque sólo asistieran los niños de la calle y tuvieran un refugio, ya que, pobrecitos, no tienen mamá y por lo menos ahí tienen a una estatua.” También habrá que informarle al DIF que se están vulnerando los derechos de estos niños que no asisten a ninguna escuela y que, en su mayoría, son de nuestro vecino estado de Chiapas.

Aunque la culpa sea del arquitecto idiota que durante la ampliación de la carretera del Fortín dejó al Monumento sin acceso para las personas, y de los políticos corruptos que autorizaron y recibieron su porcentaje de la construcción, ya se han cambiado los colores en el gobierno y el lugar sigue abandonado. Entonces, si no van a arreglarlo, si no van a hacer nada por las áreas verdes, por lo menos, lo que pedimos los ciudadanos de Oaxaca es que le cambien el nombre. Vuelvan a renombrarlo con una placa: Monumento a la madre… de los políticos. Así habría congruencia entre el lugar y el título que lo denomina. Los oaxaqueños bien sabemos que muchos políticos tristemente no tienen progenitora.

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