Hace unos días se realizó, como cada año, la entrega de los Premios Oscar, en donde fueron nominadas distintas películas, desde las más románticas hasta las animadas. Generalmente en este tipo de eventos la gente espera algo fuera de lo común, y esta ocasión se llevaron un buen espectáculo.
La edición número 89 de los Oscares se caracterizó, principalmente, por los diversos comentarios que hubo acerca del gobierno del Presidente Donald Trump. Destacaron el pequeño discurso que dio el actor mexicano Gael García Bernal en contra del muro fronterizo que quiere construir el mandatario, y los diversos chistes que se hicieron en contra del presidente, dándole un toque especial de comedia política a la noche.
Esto ocurrió en la entrega de los premios, donde todo iba muy bien hasta que llegó la mención más importante de la noche: la categoría de Mejor Película. Primero mencionaron (con una notable confusión) como ganadora al musical La la land; todo el equipo emocionado subió al escenario a recoger el premio y a dar un discurso de agradecimiento. De pronto los productores de los Oscares informaron que la mención fue errónea y que la película ganadora era Moonlight; todos los asistentes estaban confundidos, por lo que se tuvo que aclarar que no era una broma, que de verdad ellos eran los ganadores. El equipo de La la land quedó decepcionado y los de Moonlight subieron victoriosos a reclamar su premio. Todo esto causó polémica, y no faltaron las burlas en redes sociales: hacieron una comparación con lo que sucedió el año pasado en Miss Universo. ¿Pero cómo alguien a quien ya se le ha dado el reconocimiento tiene que aceptar que fue un error? Con el ejemplo de los premios Oscares y Miss Universo, tenemos en cuenta que además de ser decepcionante, no hay de otra más que aceptar la situación, y que si bien ha sido error de la producción del evento, no se puede hacer nada al respecto en el instante. Por otro lado, quienes se mencionaron ganadores después del error, el sentimiento de haber sido derrotados y luego premiados debe ser un total repentino cambio de ánimo.
El error fue cometido por Martha Ruiz y Brian Cullinan, trabajadores de PriceWaterhouse and Cooper, la consultora que fiscaliza y guarda el secreto de las votaciones de la Academia desde hace 83 años. Ellos llevan dos maletines donde se guardan los sobres que, por seguridad, contienen la misma información para verificar y no equivocarse con las menciones, pero al parecer eso no funcionó esta vez, ya que el sobre que entregaron a los presentadores era de la categoría a Mejor Actriz, en el que ya se había mencionado a Emma Stone por La la land, es por eso que se presentó esta confusión.
Y no podían faltar los comentarios del Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, quien en una entrevista al día siguiente aclaró que se estuvo prestando mayor atención a los temas políticos que a los premios, y, por consecuencia, esa falta de concentración llevó a los encargados a cometer este error, el cual nunca había sucedido.
El error que se cometió esa noche deja de qué hablar acerca de este tipo de premios, ya que año tras año se ha tratado de ir perfeccionando la manera en que se organizan estos eventos. Toda la gente queda confundida con lo que pasó, sobre todo porque esa categoría era la mención más importante de la noche. Se espera que el próximo año ya no se cometan este tipo de errores. Para asegurarse de esto, se mencionó que los dos trabajadores de PwC fueron despedidos, pero esta decisión no garantiza el que no se vuelva a cometer tal hecho. Una vez más, vemos que en la búsqueda del éxito podemos encontrar grandes lecciones si sabemos reconocerlas; o, como dijo Rilke, el éxito en la vida de un artista es un malentendio.