Escrita bajo la tensión que provocan los deseos de suicidio, la novela póstuma El zorro de arriba y el zorro de abajo (1973), es la conclusión de una búsqueda narrativa que el escritor peruano José María Arguedas (Andahuaylas, Perú, 1911) había iniciado en 1936 con la publicación de su primer libro de cuentos, Agua. Lo que caracteriza a la escritura de Arguedas es la tentativa de conciliar el mundo quechua y el mundo occidental; dos mundos opuestos que no sólo representan culturas distintas, sino que también, por razones históricas, han venido confundiéndose en dos clases sociales antagónicas. Ante esta disyuntiva, Arguedas optó por mostrar en su obra los valores de la cultura quechua en conflicto con una cultura nacional peruana que los menospreciaba y excluía.
El zorro de arriba y el zorro de abajo está conformada por unos diarios y unos capítulos de novela. En los diarios se habla de la muerte con rudeza poética, y la alusión a los recuerdos de infancia remite a lo andino y a la sierra, que es el espacio donde están ancladas otras obras del autor: Los ríos profundos (1957) y Todas las sangres (1964). Arguedas va avanzando con la novela a tientas, con la voluntad quebrada; por momentos logra sacudirse del acoso de la muerte y con lucidez va conduciendo el hilo narrativo del relato. La alusión a los zorros proviene de la mitología quechua recopilada a finales del siglo XVI en la provincia de Huarochiri por el arzobispo de Ávila y que el propio Arguedas había traducido del quechua al español en 1966. El diario da forma y configuración al tema de la muerte y el suicidio: es, en cierto modo, su puesta en marcha y su preparación. La escritura no ha logrado deshacerse del golpe de la muerte en la que se siente atrapado el autor desde las primeras líneas del relato: “En abril de 1966 esperé muchos días a que llegara el momento más oportuno para matarme. Mi hermano Arístides tiene un sobre que contiene las reflexiones que explican por qué no podía liquidarme tal y cual día”.
La singularidad de la novela enlaza la oralidad quechua con la tradición de la narrativa hispanoamericana. Si el indigenismo tradicional se agotaba en una representación exterior, naturalista del mundo indígena y de sus choques con el mundo occidental —como el caso de los novelistas Clorinda Matto de Turner (Aves sin nido, 1889) y Ciro Alegría (El mundo es ancho y ajeno, 1932)— el indigenismo que Arguedas muestra en su obra deja de ser una evocación desde fuera y colonialista del mundo serrano, devuelve con sus textos la cultura, la cosmovisión y el pensamiento de los hombres andinos. La novela se ubica en el puerto de Chimbote, donde ha comenzado el apogeo de la industria pesquera que ha arrastrado a indígenas, mestizos y negros a buscar trabajo. Los personajes de la novela van sufriendo una sutil transformación para quedar delineados como los zorros míticos a los que se refiere el relato. Esta mezcla del tiempo mitológico con el tiempo narrativo va mostrando sus diferencias. La alusión al sustrato mítico aparece en la novela vinculada con la oralidad quechua. Los zorros con sus danzas simbólicas y transfiguraciones aparentemente gratuitas son la muestra de cómo se va continuando con la tradición oral de los pueblos de la sierra y la costa. En Todas las sangres Arguedas propone un mestizaje fecundo y dinámico. En El zorro de arriba y el zorro de abajo la convulsión social que se vive en Chimbote evidencia la enajenación que padece el hombre andino instalado en la costa. Es como si la historia se burlara de la utopía planteada en Todas las sangres, donde lo andino triunfa sobre la cultura nacional peruana.
Los zorros en uno de los diálogos dicen: “El canto del pato de altura nos hace entender todo el ánimo del mundo”. Ellos no buscan la respuesta desde los elementos cotidianos y degradados de Chimbote —prostíbulos, barriadas y zonas residenciales— sino desde el lenguaje de la naturaleza. La novela muestra que ante el triunfo de la diosa ramera sobre el puerto pesquero han sobrevivido algunos valores quechuas. Es la fábula de la tradición indígena con el novelar moderno, el cruce de la oralidad con la palabra escrita, la poesía oral con la tradición de la novela hispanoamericana, en donde el diálogo de los zorros introduce una nueva y a la vez antigua instancia del discurso. Es un discurso otro, como el de un sueño, que se sitúa en otro tiempo, en el tiempo del origen. Incluso, el suicidio, la desaparición física del autor hace alusión al pachacuti quechua: el caos que entrevé el inicio de un nuevo ciclo.
El sustrato mítico sobrevive aún en los tiempos del progreso económico en Chimbote, pero se contradice con la realidad que ha dejado ese encandilamiento que representa la industrialización. El hombre andino se ha aculturado y ha comenzado a olvidar sus orígenes. En la novela los valores quechuas de respeto a la naturaleza quedan saqueados hasta convertir el mar de Chimbote en la gran zorra que huele a dinero.
La realidad que prevalece en Chimbote no sólo se aleja de lo mitológico; al estar representada en la novela es un punto de contradicción para las otras obras de Arguedas. La representación literaria de la armonía del hombre andino con la naturaleza, el trabajo colectivo y sus fiestas, expresadas en Yawar fiesta (1941) y La agonía de Rasu Niti (1962), no encuentran cabida en el trabajo individualista y la explotación del mar por empresas trasnacionales representa el envilecimiento del hombre andino por las reglas implementadas de la economía. En los diarios el autor va manifestando el acercamiento a su propia muerte, el ocaso de esa voluntad de seguir hilvanando más acciones. Esto convierte a la novela en un testimonio trágico pero esclarecedor de la realidad peruana en la década de los 60. En el último diario, cuando Arguedas ya no siente esa vitalidad para continuar con el relato, señala: “Los zorros ya no podrán narrar, ellos corren de uno al otro lado de sus mundos; bailan bajo la luz azul, y no siendo mortales, de algún modo hilvanan los materiales y almas que empezó a arrastrar este relato”. El zorro de arriba y el zorro de abajo es la actualización del mito a través de la novela.