Natalia Toledo Paz nació en 1968, en Juchitán, Oaxaca. Hija del pintor Francisco Toledo. Desde pequeña estudia poesía en los talleres de la Casa de la Cultura de Juchitán, lugar donde se formaron promotores y maestros de escritura en zapoteco; realizó estudios en la Sociedad General de Escritores Mexicanos (SOGEM). En 2004, Natalia Toledo escribe Guie' Yaasé’ (Olivo negro) por el cual recibió el premio Nezahualcóyotl de Literatura, único premio nacional de la literatura indígena contemporánea en México.
¿Sigue siendo indispensable para los creadores oaxaqueños salir de Oaxaca para ser reconocidos?
Parece que sí, aunque hay ejemplos en donde se muestra lo contrario. Leonardo da Jandra es uno de ellos, y en las artes plásticas el Dr. Lakra concibe su trabajo aquí. Históricamente los istmeños han salido de sus pueblos para prepararse. Hasta hace poco sólo se salía para tener una mejor educación porque no existían las universidades. Las opciones eran y siguen siendo la Ciudad de Oaxaca, Chiapas y la Ciudad de México, por mencionar las más comunes para el estudio. El ejemplo más claro es la generación de estudiantes que se instaló en la Ciudad de México en los años treinta, quienes fundaron la revista Neza: Andrés Henestrosa, Gabriel y Jeremías López Chiñas, Enrique Liekens y Alfa Ríos, entre otros sobresalientes escritores zapotecos.
En las artes plásticas se encuentran las experiencias de Toledo, Nieto, Hernández, quienes fueron y regresaron para continuar sus proyectos desde Oaxaca. En mi caso personal, yo salí de Juchitán a los ocho años y desde entonces he vivido en la Ciudad de México, aunque regreso a Juchitán cada que mi corazón me lo exige. Lo poco que he escrito lo he hecho en mi cocina en el D.F.
¿Hay apoyo de parte de las instituciones gubernamentales de Oaxaca para los creadores?
No sé si por no vivir en Oaxaca no me entero de todo lo que sucede ahí. Pero, por ejemplo, antes existían encuentros de poetas, narradores, se realizaban coediciones con los municipios y el Estado; gracias a esas ediciones yo tengo libros de poemas. También se realizaba en la Ciudad de Oaxaca el Encuentro de Poetas del Mundo Latino, en donde nos sentábamos junto a los grandes poetas los poetas que escribimos en una lengua indígena. Ahora está la Feria del Libro que organiza la Editorial Almadía y la Proveedora Escolar, eso también ha sido importante para los escritores locales, porque se comparten experiencias con poetas y narradores de otras latitudes. Además, Oaxaca cuenta con editoriales como Almadía y Cálamus, que, aunque no publiquen textos que provienen de las lenguas que se hablan y escriben en Oaxaca, han colocado sus ediciones en librerías importantes de todo el país y en ferias de libros internacionales.
¿Cómo percibes la literatura oaxaqueña actual? ¿Hay discontinuidad entre las nuevas generaciones o se sigue considerando a la literatura como un quehacer ocasional para desahogos etílicos y resentidos?
Yo vivo moviéndome por todas partes, de vez en cuando me llegan noticias e invitaciones por correo o por Facebook de nuevas publicaciones de los paisanos que tienen una trayectoria más o menos sólida. A los más jóvenes encuentro sus trabajos en las revistas locales.
Y al mismo tiempo hay chavos que ya tienen becas sin tener nada publicado, hay otros que tienen tres poemas y se autonombran poetas. En todas partes hay etílicos y resentidos, y no necesariamente son escritores. Son políticos, criminales, abogados, trabajan en la bolsa de valores, etc.
¿Tienes alguna nueva obra en preparación?
Tengo muchas cosas pendientes, tengo mi libro de cuentos sobre el circo, un libro de poemas sobre los mitos zapotecas, que se llama El dorso del Cangrejo, también ya tengo listo mi librito de poemas con las onomatopeyas zapotecas del siglo xvi y actuales. ¡Ah!, y acabo de terminar un cuento erótico para niños.
¿Es la poesía una actividad de tiempo completo para ti?, ¿significa la fuente de tus mejores momentos en tu vida?
A veces sí, pero lo que he constatado a través del tiempo es que lo que más amo hacer es escribir, y cada que me paro en algún lugar del mundo a leer mis poemas en zapoteco siento que mi vida tiene sentido, aunque mucho de mi tiempo lo he dedicado a otras actividades; yo como las juchitecas, si no es tiempo de mango, vendo pescado. Eso lo aprendí de las mujeres de mi casa, y, como odio los trabajos formales que exigen un horario, tengo que inventar qué hacer. Diseño joyería y huipiles, y también me he dedicado a la cocina tradicional del Istmo. Durante muchos años abrí mi casa para vender comida los viernes por la noche.
¿Qué significa Juchitán para ti y tu obra poética?
Mi memoria me dice que Juchitán es un lugar en donde fui muy feliz, por eso cada que vuelvo revive esa idea. En mis poemas lo que hago es reconstruir todo eso que perdí cuando me fui; y que por mucho que vuelva ya no encuentro, a veces sólo veo escombros, pero de eso también se vive.