Latinoamérica
04 de noviembre del 2016

Los valientes huyen los primeros Hay barricadas rodeando el infierno No temblamos, ni corremos Disfrutamos como se expande el fuego. DENVER

La música es intangible; acaso sólo existe en un pequeño momento: en el que es aprehendida por nuestros oídos. Pero aún así puede alterar seriamente nuestra manera de ver el mundo. En 1954 Elvis Presley grabó “That’s All Right, Mama”, la que para algunos es la primera canción de rock de la historia; sin embargo, hay quienes piensan que “Crazy, Man, Crazy”, de Bill Haley, es esa primera canción. A esas alturas Chuck Berry y Little Richard encabezaban lo que se conoce como los inicios del rock puramente “negro”.

Para Latinoamérica el rock era algo desconocido y muy lejano, sólo llegaba a través de curiosos viajantes que solían comentar el nuevo fenómeno que cundía en Estados Unidos. Pocos llevaban discos de vynil para confirmar con hechos sus palabras, pero eran los menos. El rock tardó un buen tiempo en expandirse por todo el continente y llegó plenamente hasta la siguiente década a los países latinoa-mericanos. Agrupaciones que en sus inicios grabaron versiones traducidas del rock estadounidense de la época y discos importados de Chuck Berry y Elvis Presley eran las primeras llamaradas del nuevo fuego descubierto en Norteamérica. El gran paso para el rock latinoamericano se dio con los primeros estribillos propios de las bandas que realizaban covers, con música —aunque muy influenciada por el rock preponderante— creada por ellos mismos. En esta época surgieron varios grupos y artistas en México (Los Locos del Ritmo, Los Teen Tops), Argentina (Los Gatos, Almendra y Manal), Brasil (Caetano Veloso, Gilberto Gil, Os Mutantes) y Chile (Los Jaivas, Congreso y Los Blops). Estos dos últimos países fueron los primeros en fusionar el rock con música folclórica con excelentes resultados —como los obtenidos también por músicos hispanos en Estados Unidos. El rock invadió gran parte de los oídos de las personas de esa época con efectos positivos en el público y la prensa. Esta efervescencia llegó a su punto más alto con el Festival de Piedra Roja (Chile, 1970) y el Festival Rock y Ruedas en Avándaro (México, 1971); después siguió una época oscura donde los distintos regímenes autoritarios ejercieron su control sobre el poder de masas, lo unificador que podía alcanzar en los jóvenes. El rock fue aplastado en gran parte por las dictaduras latinoamericanas. Curiosamente, muchos años después la dictadura de Argentina fue clave para el resurgimiento del mismo.

La novela Los pichiciegos (Argentina, 1983) de Rodolfo Fogwill comienza en sus primeros párrafos con una descripción sobre la nieve que cae: “Corría horizontal por el viento, se pegaba a las cosas, se arrastraba después por el suelo y entre los pastos para chupar el polvillo de la tierra; se hacía marrón, se volvía barro”. Fogwill escribió esta novela durante la dictadura militar que impulsó una guerra en las Islas Malvinas, cuya soberanía era reclamada por la Gran Bretaña. Los pichiciegos está ubicada en días previos al enfrentamiento directo con los soldados conviviendo en climas extremos antes del desembarco británico. La explicación de la nieve va precedida por una descripción más general de la misma: “blanca, liviana, bajando en línea recta hacia el suelo y apoyándose luego sobre el suelo hasta taparlo con un manto blanco de nieve”. “La nieve es muy distinta a la que se ve que cae en la televisión”, concluye un soldado. El libro transcurre de la mano de la curiosidad de los jóvenes argentinos de provincia (los soldados), ávidos de conocer un mundo que era muy distinto al que habitaban. Los personajes de Fogwill parecen siempre ansiosos por conocer lo nuevo. La guerra fue un fracaso para Argentina en términos militares; sin embargo logró obtener un poco de oxígeno nacionalista —en cuanto a buena propaganda, que quizá duró muy poco. Al iniciarse el conflicto bélico, la junta militar presidida por Leopoldo Galtieri decidió “recomendar” a las autoridades de la radiodifusión que se diera preferencia a los músicos que cantaban en español sobre el acostumbrado espectro de música en inglés.

La "recomendación” se ejecutó como una orden, como pasaba con cualquier otra "sugerenda” del gobierno en turno. Hasta el fin del régimen militar las radiodifusoras sólo transmitían canciones en castellano. Este pequeño cambio en la política radial de Argentina abrió espacios a toda una generación de músicos; aunque sabían que no eran considerados por la radio, llevaron sus discos esperando el milagro... y el milagro sucedió. Se vivía una era donde la radio era la principal generadora de éxitos musicales. En los 80 también nació Rock en tu idioma, campaña publicitaria impulsada y producida por la disquera BMG para dar a conocer y distribuir bandas de rock en español a través de todo el continente; en aquella época era difícil (para una disquera) impulsar solamente a un grupo; decidieron gestionar a toda una carpeta musical. Rock en tu idioma, más que un movimiento, tue un truco publicitario (branding) que resultó mejor de lo que esperaban y atrajo muy buenos dividendos para los involucrados. No era un movimiento musical exclusivo de grupos latinoamericanos, porque t parte del éxito provino también de la llamada Movida madrileña y su soundtrack en turno. Sin embargo, para un gran sector de jóvenes latinoamericanos fue la primera vez que el rock se podía entender con sus palabras habituales. Los que estaban acostumbrados a consumir de diferentes latitudes les sonaba a su habla cotidiana; el rock que caía sobre sus casas se asemejaba mucho al acostumbrado en inglés (aunque la nieve continuara siendo marrón).

La generación que inauguró los procesos antes mencionados es la primera amplia manifestación de un cambio de identificación y valoración de la música realizada por jóvenes en Latinoamérica. Esto significó una nutrida cantidad de grupos en un territorio amplio y complejo, pero con puntos en común que lo hacía identificable sin dejar de lado lo disperso del rock de la época. No se podía hablar de una corriente definida, pero sí de muchas dentro de todo el boom mercadológico que existía. Buscando rasgos dentro del espectro, los tres grupos que lograron los puntos más altos de popularidad y los primeros en considerarse semidioses en sus propios países, tenían ciertas similitudes que los hicieron manejables para los regímenes en turno. Estos tres grupos no sonaban igual, pero su principal característica era el total escape de un enfrentamiento directo con lo autoritario; toda confrontación era tratada desde un punto metafórico o nulo en sus letras, algo que reflejaba la época que se vivía en Latinoamérica. Soda Estereo (Argentina), Los Prisioneros (Chile) y Caifanes (México) fueron los grupos que en la década de los 80 rompieron toda expectativa a base de guitarras y baterías. Se vivían tiempos difíciles, donde Argentina estaba en transición de la dictadura, Chile la sufría en su totalidad y México sufría diferentes sismos que cimbraban lo que Vargas Llosa llamó “la dictadura perfecta". El rock latino, a partir de este cambio fundamental, tuvo muchas transformaciones; son laberínticos los caminos trazados a partir de este momento; la censura y el ocultismo quedó atrás y una amplia apertura en el mercado de la música fue la voz cantante de las décadas posteriores. El libre mercado también cambió el rock en español, y aunque siempre han existido músicos contestatarios dentro de cada país, todo encajó en el mercado musical del mismo. Reagan, Thatcher, Pinochet y los Chicago Boys moldearon el rock en nuestro idioma.

El rock, como muchas otras manifestaciones, en varios puntos ha dependido de ciertos grupos de personas, que dentro de un mismo contexto y relacionados entre sí, han revolucionado su propio quehacer artístico. Es decir, escenas que han crecido desde la necesidad de reconocer al semejante y siendo bastante competitivos entre ellos, han llegado muy lejos ya sea discursiva o estéticamente. La ola británica, el San Francisco Sound, el Londres de The Sex Pistols y The Clash o el Manchester de Joy Division, son algunos de los ejemplos de este tipo de escenas renovadoras. Este tipo de grupos han existido a lo largo de la historia del rock en español, sin embargo en esta época parecen tener un apogeo muy singular. En La Plata, Argentina, por citar un ejemplo, existe Discos Laptra, un sello independiente que desde una pequeña ciudad ha podido llegar a un gran número de oídos del exterior. A once años de fundarse, hoy en día cuenta con un nutrido número de agrupaciones (Él mató a un policía motorizado, 107 Faunos, Ligas Menores, Mapa de bits, Bestia Bebé), que aunque viajan por todo el mundo, siguen viviendo y tocando en su ciudad. Él mató a un policía motorizado encabeza la música hecha en Discos Laptra y, al mismo tiempo, es una de la caras más visibles del nuevo rock realizado en Sudamérica. Es quizá el único de toda la disquera que se encuentra firme en la carpeta de rock internacional. La banda combina el punk con el noise: logran un sonido de guitarras fuertes y distorsionadas en primer plano. Han tocado en varios festivales internacionales y cuentan con un sólido repertorio en su corta carrera. En su música se palpa una sensación de desapego por la escena musical preponderante en la generación anterior. A base de guitarrazos parecen abrirse un nuevo camino en el rock producido en la actualidad.

Desde el surgimiento del rock en Latinoamérica hasta hoy sólo existe una constante dentro del mismo: nunca ha existido un aglomerado o una escena tan definitiva en cuanto a lo discursivo o estético del rock. Hay puntos altos a lo largo de la historia en diferentes ámbitos; sin embargo no ha existido un aporte indispensable para el rock en su totalidad. David Byrne en su libro Cómo funciona la música (Sexto Piso, 2012) dedica un capítulo entero a lo que él considera “factores básicos para crear una escena”, el “momento especial en que un brote creativo parece emanar de una red social”. En base a esta lista, en el rock actual de Latinoamérica, existen diferentes escenas que cumplen con algunos requisitos del capítulo de Byrne, el rock-pop chileno (Denver, Ases Falsos, Astro), el rock fusión colombiano (Bomba Estéreo, Systema Solar), el rock de La Plata (Él mató a un policía motorizado, 107 Faunos, Ligas Menores), el rock alternativo mexicano, el folk-rock electrónico de distintos países. Es muy temprano todavía para poder calificar el impacto real que puede llegar a tener cualquiera de estos nuevos grupos en la música latinoamericana. Sin embargo el fuego del rock se sigue expandiendo en todo el continente.

Frases
Paul Meixueiro
  • Escritores invitados

Oaxaca, 1988. Actualmente está escribiendo su primera novela.


Fotografía de Paul Meixueiro

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