Conoce su origen y su historia, y la de los artistas que lo hicieron posible: el filósofo y narrador Leonardo da Jandra y la pintora y ambientalista Raga García. Compartimos unos fragmentos sobre el Parque Nacional Huatulco (1998), extraídos de los Diarios. La restauración de la utopía (1999-2012) (Avisperoypunto, 2015) y de El juicio oral más injusto de la historia, de Leonardo da Jandra. Lee y descarga gratis estos libros aquí:[https://avispero.com.mx/editorial-avispero/la-restauracion-de-la-utopia][https://avispero.com.mx/editorial-avispero/el-juicio-oral-mas-injusto-de-la-historia)](http://)
***
CACALUTA 21-1-00
La lucha de Raga por el parque nos confirma que sólo estamos libres de la estupidez de los políticos cuando actuamos con la máxima inteligencia y sin esperar nada a cambio.
CACALUTA 10-11-00
Ayer, en una junta multitudinaria de voltúridos, Raga declinó la presidencia del Consejo del Parque a favor del comisario de bienes comunales. Fue una lección de grandeza de espíritu, y también la consumación de un sueño que empezó hacia mediados de los ochenta, hace ya quince años de lucha radical contra todas las formas de ignorancia.
CACALUTA 20-9-03
Ayer la directora del Parque nos dijo que la dirección del Instituto Nacional de Ecología pretendía regalarle a un inversionista gandalla asociado con el gobernador en turno todo el cerro que va desde nuestra casa hasta la playa de Maguey. Es la guerra otra vez, la lucha contra los peores enemigos, que son siempre los de adentro.
CACALUTA 3-4-04
Estalló la inevitable guerra. Nos opusimos decididamente a la privatización del Parque Nacional Huatulco, y las represalias llegaron de inmediato: orden de desalojo por parte de FONATUR, y el consiguiente pago de la renta por el uso del inmueble que, según sostiene la demanda jurídica, le pertenece.
La medida, además de imbécil, es vergonzosa. Durante veinticinco años aguantamos las corruptelas menores de los politiquillos locales, pero ahora estos burócratas sin alma capaces de vender a su madre nos lanzan violentamente a la arena de combate.
Ojalá el anhelo de luz que está creciendo en mi corazón y mi mente logre dominar a la bestia que aún llevo adentro.
Un hombre sabio no puede interpretar cabalmente a un personaje corrupto o violento, ni siquiera como actor. Sería una imperdonable impostura.
Sé que la guerra es la forma más ruidosa de diálogo que existe; pero su objetivo, como el de todo diálogo, es alcanzar el armonioso silencio.
Se entiende que los ejércitos más ruidosos hayan sido siempre los primeros en sucumbir. Dios sabe las pocas ganas que tengo de hacer ruido. ¡Pero tendré que hacerlo!
CACALUTA 3-5-04
Evolución y revelación: la primera nos dice de dónde venimos; la segunda hacia dónde vamos.
Después de veintisiete años decidimos despedirnos de Cacaluta. Un par de viejos amigos de la cacería vinieron a decirnos que el gobernador del estado había contratado a tres malos huatulqueños para matarnos. Quede para la microhistoria de la infamia el proceder ruin de los panistas de FONATUR. No esperábamos un homenaje por parte de esta parasitocracia inculta y arrogante, pero al menos que no nos trataran como delincuentes después de todo lo que hicimos por Huatulco. Sin embargo, nos vamos agradecidos y en la plenitud del logro: ahí queda el Parque Nacional Huatulco aún pletórico de belleza y vida como un legado para todos los huatulqueños, así como mi obra literaria centrada en el gozar y el sufrir de la costa.
El destino inmediato es la ciudad de Oaxaca; vamos esperanzados en que podamos realizar allá lo mejor de nuestra nueva fase sociocéntrica.
OAXACA 7-7-09
En las elecciones intermedias perdió de manera estrepitosa la derecha. Desde que destruyeron la casa que construimos con nuestras propias manos en Cacaluta la aversión que siento por los neofenicios panistas representa el más grande reto para mi cordura. El fantasioso historiador inglés Edward Gibbon hace un retrato literario de Atila que bien se puede aplicar al enano belicoso que nos desgobierna. Se trata de especímenes acomplejados por su corta estatura que la única grandeza que conciben son las cruzadas sangrientas.
***
El juicio oral más injusto de la historia
Fragmento
Si alguien me hubiera pedido diez años atrás que escribiera un libro como éste, lo habría considerado un loco. Desde entonces sucedieron muchas cosas, y no fue la menor la “expulsión del paraíso” que vivimos en carne propia mi compañera y yo.
La misma mañana de mayo del 2004 en que me disponía a iniciar el libro La almadraba, una comitiva infame llegó a entregarme la orden de desalojo. Después de veintisiete años de haber dado lo mejor de nuestras vidas por salvar un trozo de selva prodigiosa (once mil hectáreas de mar y tierra), un burócrata sin alma nos condenaba al exilio.
Ante la jueza exhibimos un título de posesión comunal a mi nombre, expedido cuatro años antes de que FONATUR llegara a Huatulco. Llevamos como testigos a varios de los viejos comuneros fundadores de Santa Cruz, que nos habían medido el terreno, y presentamos fotos, libros, revistas y documentos donde se certificaba paso a paso cómo habíamos fundado el Parque Nacional Huatulco (véase video en Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=57v3N8haJLA&t=7s).
Hasta la fecha no hemos cesado de señalar las inconveniencias del proyecto turístico que motivó nuestra demanda: construir en pleno corazón del parque un club de golf, justo en el lugar que ahora ocupa uno de los manglares más privilegiados de la costa del Pacífico mexicano; levantar una ostentosa cortina de hoteles en la playa más bella de todas las bahías huatulqueñas, la única donde aún anida la tortuga laúd (declarada en fase de extinción); y construir más de mil villas en los cerros comprendidos entre las playas de Cacaluta y Maguey, donde en la época de secas se refugian cientos de venados y jabalíes.
Por oponernos a este ecocidio “generador de fuentes de empleo y de progreso”, nos inventaron que habíamos invadido el terreno del parque hacía apenas nueve años (porque saben muy bien que a los diez se adquieren derechos) y que por nuestra culpa no habían podido venderlo (sic). Nunca en mi vida había tenido un problema legal, ignoraba la atmósfera pesadillesca de los juzgados y la magnitud de la corrupción que propicia el juicio escrito. Jueces que se atienen exclusivamente a las astucias y perversiones de abogados inmorales que sólo buscan ganar los casos, sin importarles que las artimañas legaloides desplacen vergonzosamente los imperativos éticos y sociales de la justicia. Aprendí de golpe que entre la justicia y la legalidad hay un abismo, y que con el juicio oral ese abismo puede salvarse.
Al perder la primera instancia, entendí a plenitud la peligrosa desesperación a que son condenados millones de mexicanos. Sin dinero para pagar un abogado de colmillo y garra, y sin la menor opción ante un poder corrupto y soberbio, el ciudadano común sólo tiene dos salidas: resignarse al papel de víctima, o sumarse a las voces de inconformidad que ya están hartas de tanta injusticia. Descarto, desde luego, la ley del talión, por considerarla propia de un estado de barbarie anterior al estado de derecho.
Poco después de instalarme en la ciudad de Oaxaca me invitaron maestros de varias facultades de Derecho a hablar sobre mi caso y conocí así las bondades del juicio oral. Al investigar sobre la naturaleza del juicio oral que recién se estaba implementando en en la República mexicana, llegué al contexto sociohistórico del juicio oral más injusto de la historia: el de Jesucristo. A partir de entonces el tema se fue tornando obsesión, y comprendí encorajado que la teocracia parasitaria que había condenado a muerte a Jesús de Nazaret, tenía mucho en común con la burocracia parasitaria que me había condenado a mí: se trata de los mismos defensores del progreso y el orden que consideran enemigos a muerte a aquellos que piensan distinto a ellos.
Escribo este libro como un humilde homenaje a Jesucristo, el hombre más justo que ha existido, y con la esperanza de que el nuevo juicio oral evite que se sigan cometiendo injusticias como la que se cometió conmigo.
Por último, quisiera advertir al lector que este librito no pretende ser un estudio académico, sino una exposición amena y crítica del contexto histórico y los personajes que participaron en el juicio oral más injusto del que tengamos registro. He evitado, por consiguiente, las distractoras notas de pie de página y las eruditas apostillas que considero un obstáculo para el mayor goce y la mejor comprensión del texto, y he conjuntado al final las referencias bibliográficas que me sirvieron para fundamentar lo aquí escrito.
Sé que muchos no compartirán la crítica radical contra las teocracias parasitarias que subyace a lo largo de este opúsculo. Pero tengo la esperanza de que, como me sucedió a mí al escribirlo, después de leerlo aprendan a perdonar no sólo a los que piensan distinto sino también, y sobre todo, a aquellos que les convierten la vida en un verdadero via crucis. El que sabe perdonar es el que más evoluciona, y el que más evoluciona es el que más cerca está de Cristo.
Ciudad de Oaxaca verano del 2008
***
Agradecimientos de Leonardo da Jandra y Raga García
Agradecemos a todos los escritores, artistas plásticos, periodistas y medios de difusión que hicieron posible el decreto del Parque Nacional de Huatulco (1998), que hoy cumple 21 años.
Pero si la memoria no nos falla recordamos a Mónica Lavín, Rosa Beltrán, Natalia Toledo, Guillermo Fadanelli, R.H. Moreno Durán, Roberto Vallarino, Hernán Lara Zavala, Héctor Manjarrez, David Martin del Campo, Jorge Volpi, Ramírez Heredia, Eugenio Aguirre, Fernando Fernández, Álvaro Enrigue, Carlos Martínez Rentería, Fernanda Solórzano, Fernando Cruz Kronfly, Mempo Giardinelli, Alejandro Páez Varela, Jacaranda Correa, Baltazar Domínguez, Pablo Soler Frost, Rogelio Cuéllar, Juan Miranda y muchos, muchos más… ¡¡¡¡…Gracias…!!!!
Lástima que no tengamos fotos de todos para compartirles, en ese entonces no había celulares... Anexamos la foto desde nuestra casa en Cacaluta, que fue nuestro hogar por casi treinta años, y del cual fuimos desalojados injustamente por FONATUR, por oponernos a la privatización del Parque.