Oaxaca
20 de marzo del 2017

Un ajedrez que quisiera tener en la sala de mi casa, la vitrina de objetos que se consiguen en un viaje y un ataúd con un mural monumental; objetos de una exposición ordenados de tal manera que explican el caos (signifique lo que entiendan de esa palabra los creadores de esta exposición) que surgió de los movimientos sociales oaxaqueños como también una obra sobre el maíz transgénico, tan de moda entre aquellos creadores que desean dar un sentido político en su obra. En la exposición se utilizó la palabra entropía para ofrecer una explicación (despertar conciencia) a la sociedad y, si es posible, a los políticos, sobre las causas y consecuencias de lo que ocurre en Oaxaca. Nada especial. Sólo la típica explicación de la palabra entropía que la mayoría da al hablar desde la ignorancia de este concepto tan complejo: el caos y, su final lógico, la muerte. En resumen, parafraseando a Lovelock, fundador de la ecología: creadores con buenas intenciones pero, algunos, con la cabeza hueca y políticos con poco interés o falta de entendimiento del potencial transformador de la ciencia en la sociedad.

¿Por qué esa falta de interés en la ciencia por parte de los círculos artísticos, políticos y sociales de Oaxaca? La potencia transformadora de una obra radica en el conocimiento del sujeto, es decir, en sus verdades que ha adquirido a través de sus vivencias y lecturas. Los artistas oaxaqueños rechazan o ignoran el conocimiento científico (natural y social). Los políticos lo ven como un adorno o para rellenar informes sobre el progreso de la modernidad oaxaqueña. ¿Acaso creen que los métodos de carácter científico son una cárcel para su imaginación o un trabajo ya terminado que justifica las decisiones que repercuten en la sociedad? El sujeto oaxaqueño, artístico y político, intuye pero no comprende. La ciencia tiene un potencial de transformación que aún no se utiliza en Oaxaca. La situación de la cultura científica en un lugar es el reflejo de un anhelo por explicarse y comunicar el comportamiento (natural y social), la voluntad de transformar su mundo. La situación es crítica: hay apatía, las obras oaxaqueñas se han estancado y son estériles.

¿Por qué la falta de un sujeto oaxaqueño que se interese en ciencia? La falta de tradición científica en Oaxaca radica en las características de la verdad científica, según Jorge Wagensberg, de una obra que cuida el rubro de la ciencia: objetividad, inteligibilidad y dialéctica. Ningún creador oaxaqueño quiere sustraerse de su obra (es ególatra), no quieren suprimir nada del todo que observa (la acotación la percibe como enemiga de la creatividad) y no quiere entrar en contradicción con nadie (cualquiera es un mecenas en potencia). El artista oaxaqueño considera como enemiga a la ciencia y el político la desconoce.

PODER Y CIENCIA

Trabajo para la Casa de las Ciencias de Oaxaca (CACIO), un colectivo que busca transformar la educación en Oaxaca. A diferencia de otros colectivos (de cualquier rama), la investigación y la experimentación (en este caso el trabajo en el aula) es esencial para que el proyecto progrese.

Antes de hablar de los problemas pedagógicos, los problemas políticos surgen como obstáculos para la transformación mental de los niños y jóvenes oaxaqueños. Los políticos no se interesan en ciencia porque la desconocen.

“En general nuestras autoridades y funcionarios no tienen perfil en el área científica, por lo tanto no valoran la importancia de la ciencia [...] Tal vez tuvieron malos maestros de física y matemáticas”, me explicó un investigador de la joven Escuela de Ciencias de la Universidad Autónoma Benito Juárez (UABJO). La educación se debe transformar para dar lugar al pensamiento crítico, ya que las consecuencias llegan hasta las esferas donde se gestiona el poder.

La presidencia municipal de Textitlán, una comunidad maderera con cierta prosperidad, invitó a la CAQÜ para organizar el Campamento Científico, un evento que realiza la CAOÜ para diversas comunidades con el objetivo de realizar talleres de ciencia para niños y jóvenes. El propósito del evento fue una convivencia entre los jóvenes de Textitlán y Amoltepec. Estos dos municipios presentaron serios conflictos que se debieron a los recursos madereros de la región.

Durante mi visita a ese municipio de la Sierra Sur de Oaxaca, me enteré de que los empresarios, que explotaban los recursos forestales, no eran de la región. Para mantener el control de esos recursos embriagaban a los habitantes de ambos municipios. Surgieron pugnas entre los lugareños que llegaron a masacres ya que los antiguos empresarios los utilizaban como guardias de sus aserraderos. Esto tuvo una duración de cincuenta años. Alfredo Morales Ortiz, presidente municipal de Textitlán, y Pedro Luis Jiménez Hernández, presidente municipal de Amoltepec, tomaron una decisión: que los pobladores de la región explotarán sus recursos. Los empresarios invasores huyeron del lugar. Los pobladores empezaron a aprender cómo cuidar sus recursos y explotarlos de forma sustentable. Los jóvenes necesitaban reconciliarse y conocer lo que habían rescatado sus padres y abuelos. Un evento de divulgación de la ciencia fue la forma perfecta de unir a la juventud de estos pueblos. De esa forma conocían los recursos de su región (cómo se miden, los tipos de árboles, para qué se utiliza cada madera) y limaban asperezas.

El anterior caso es un ejemplo de cómo una decisión que se tomó desde la esfera política municipal, que además incluyó al rubro científico dentro de su plan de gestión, transformó a una comunidad que ahora goza de una prosperidad y un pensamiento colectivo como podrán cerciorarse, aquellos que visiten la comunidad, en el almacén comunitario con el que cuenta Textitlán. Todo esto surgió gracias al anhelo por conocer qué recursos tiene la región y cómo explotarlos de manera sustentable. Cuestión que se responde a través del conocimiento científico.

EDUCACIÓN Y CIENCIA

La educación es un elemento que determina el desarrollo de una sociedad. Los lugares que carecen de este recurso tienden a olvidar sus conocimientos y son más propensos a la explotación. Sin embargo, la educación no sólo depende de más escuelas y más maestros, requiere también de calidad y capacidad de crítica de la población estudiantil y docente. El lugar donde se ejerce la educación debe re-presentar un centro de crítica y progreso para la comunidad. Como escribí en los párrafos iniciales, las características de la verdad científica, según Jorge Wagensberg, son: objetividad(que no altera, en lo posible, lo que se observa), inteligibilidad (que es sencilla y compacta) y dialéctica (que es posible contradecirla); la ciencia es un buen punto de partida para la generación de propuestas para el pensamiento educativo.

Un plan para transformar la educación en Oaxaca, sin una propuesta pedagógica y didáctica, fracasará porque muestra más su interés individual que colectivo. Estas propuestas se pueden dar a través de un estudio sobre la educación en Oaxaca, para lo cual se requieren mentes críticas que cumplan las características de la ciencia. Un plan bien definido, una propuesta que no sólo discuta la política y la administración de las instituciones educativas sino que se concentre en la juventud oaxaqueña.

Otra falla: la falta de interés de los alumnos de primaria y secundaria en las ciencias se debe a que los planes para fomentar la cultura científica se concentran en el nivel medio superior. Hay que enseñar ciencia desde antes, si es posible desde el preescolar; un caso que ya se ha presentado con maestras de preescolar que han manejado la propuesta pedagógica y didáctica de la CACIO: “La ciencia en la escuela”, una propuesta que se ha trabajado por medio de la investigación con ayuda de los estudios sobre ciencia de Bruno Latour, Feyerabend, Popper, entre otros filósofos y estudiosos (antropólogos, sociólogos, pedagogos) de la ciencia.

CAPITAL INTELECTUAL DEL PAÍS

Oaxaca se caracteriza por su cultura. Todos quieren venir a conocer la pintura, la gastronomía y la poesía oaxaqueña. La cultura oaxaqueña se empaqueta (entre más chillante el color, mejor), se le pone un logo y se vende a los turistas. Un centro de atracciones: el mexican curious.

Aunque tenemos las semillas para generar una cultura científica en el Estado como podemos apreciarlo con los manuscritos sobre botánica colonial, que se resguardan en la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa (y que he querido hojear para buscar textos de la investigación astronómica que se realizó en Oaxaca y que seguramente deben tener), los trabajos del Jardín Etnobotánico de Santo Domingo (donde me tocó participar en el anillado de aves migratorias que se realiza en el lugar), los cafés científicos que ha coordinado la bióloga Carolina Pacheco (aunque tradicionales, pero interesantes), la creación de Consejo Oaxaqueño de Ciencia y Tecnología (COCyT) (con mucho trabajo que hacer respecto al fomento de la ciencia. Ejemplo: una generosa cantidad de recursos económicos que se gastaron en una revista que he buscado y no he visto en ningún lado), el Consejo Municipal de Ciencia y Tecnología (COMCyT) de Oaxaca (del cual creo que es uno de los casos más admirables de la gestión de recursos que hace el municipio de la capital oaxaqueña), el Museo de ciencia del Palacio (aunque hay algunas críticas en el discurso museológico y científico) y, recientemente, la creación para el 2015 del centro de investigación y enseñanza de las matemáticas que el gobierno estatal y Francisco Toledo han apoyado (situación que me llena de esperanza con respecto a la postura que tienen la política estatal respecto a la ciencia “pura”). Todas estas obras son una masa crítica para que la cultura científica oaxaqueña explote y se materialice en una teoría o teorema o acaso en un personaje emblemático de la ciencia que se eduque en Oaxaca.

Sin embargo esto sólo se logrará si todos estos proyectos se coordinan. Para lograrlo se necesita que los centros de investigación científica del Estado creen sus unidades de comunicación de la ciencia para fomentar la cultura científica y los investigadores que radiquen en Oaxaca den a conocer lo que producen para el progreso del Estado. Que el COCYT se enfoque en la comunicación de los proyectos científicos que existen en el Estado y que no gaste recursos en tratar de entrar en el juego de los méritos del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), un error que se presenta en la ciencia que se hace en el país y ha provocado falta de interés de la ciencia en la República y que, creo que ganar este juego en Oaxaca, no es una prioridad ya que el avance artístico que se ha logrado hasta ahora si se combina con el pensamiento crítico y los métodos que nos ofrece la cultura científica lograran convertir a Oaxaca en la capital intelectual del país: una reserva nacional de genios y virtuosos intelectuales.

Frases
Raúl Fierro
  • Consejo editorial

Oaxaca, 1985. Estudió Física en la UNAM. Se diplomó en Divulgación de la Ciencia en la Dirección General de Divulgación de la Ciencia en la UNAM. Ha colaborado en Tierra Adentro y Milenio. Actualmente escribe la columna “Metáforas” en el periódico Noticias, de Oaxaca.

Fotografía de Raúl Fierro

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